“La mataron con un rebenque”: el brutal caso de la pareja que asesinó a su hija de 3 años en un rancho de Río Negro llega al veredicto
Las versiones pueden ser muchas, pero la verdad es una sola.
“Es un asesino, mató a mi hija”, se defendió Valeria Miranda (21) en medio del juicio por jurados que se le sigue en su contra por matar a golpes a Nahiara Soledad Miranda, su hija de 3 años en un rancho de la localidad rionegrina de Los Menucos. Sus palabras estaban dirigidas a Carlos Rubén Erbín (39), el padrastro de la menor, que también está imputado por el mismo hecho y al igual que su ex mujer, negó ser el autor del crimen.
A partir de hoy viernes, cuando finalice la última audiencia del debate oral, el destino de ambos quedará en manos de los 12 integrantes del jurado popular que fue elegido para juzgarlos. Tendrán después de que finalicen los alegatos que comenzaron esta mañana, un máximo de 48 horas para emitir su veredicto, aunque se presume que se conocerá hoy mismo a última hora.
Así, llegará el cierre para uno de los crímenes más brutales de la historia argentina reciente, con una trágica historia de violencia familiar detrás contada por Infobae. Se espera una dura condena contra los imputados. Los exámenes forenses fueron concluyentes y los testimonios de los testigos que desfilaron durante el juicio complicaron aún más a la pareja. Es que según reveló el fiscal jefe de General Roca Andrés Nelli en su monólogo de apertura en el juicio el lunes pasado, la menor fue víctima de una serie de maltratos sostenidos en el tiempo que terminaron por matarla.
“Su vida no era una vida normal para una criatura de tres años. Era una vida de desapegos, plagada de abandonos. Y la violencia física que sufría la describe su cuerpo. Soledad tenía 35 golpes en la parte delantera, y 11 lesiones más en su parte trasera”, detalló el funcionario en su discurso dirigido a los 12 titulares del jurado.
El asesinato ocurrió en un precario rancho construido con adobe, rodeado de 30 cabras y ovejas, lo poco que la familia tenía, ubicado en el paraje Las Mochas, a 37 kilómetros de la localidad de Los Menucos, un pequeño pueblo de la provincia de Río Negro de tan solo 2600 habitantes. En un principio, los padres aseguraron que se trató de un accidente doméstico, pero los primeros exámenes al cuerpo en el lugar del hecho descartaron esa versión y motivaron la intervención de la Justicia. La autopsia finalmente revelaría los maltratos que sufrió Nahiara.
Nelli detalló una a una las heridas que le fueron descubriendo: 46 en total, dos de las cuales fueron los golpes mortales en el cráneo. Soledad tenía lesiones en su cabeza, golpes en su rostro, rotura de los labios, cinco costillas fracturadas, una gran quemadura en la zona de los glúteos. También padecía alopecia, heridas en las orejas y una bronconeumonía sin tratamiento. “Todo esto describe los castigos que recibía Soledad”, indicó el funcionario.
En su relato, el fiscal jefe finalmente describió el día de la muerte. Dijo que los padres “le produjeron un certero golpe en la cabeza con un rebenque que le ocasionó un hematoma que fue en aumento hasta que le produjo la muerte”. Además, -aclaró- no fue de manera inmediata sino que la nena agonizó durante tres días. “Murió abandonada y en soledad”, exclamó. Incluso, el médico que la atendió cuando Erbín y Miranda llamaron a la ambulancia al ver que Soledad estaba inconsciente, dio cuenta del horror.
El profesional observó que la nena presentaba heridas desde la cabeza hasta las piernas. También en el tórax, hematomas en la zona genital, otro en la zona frontal de la cara, excoriaciones en los pómulos, nariz y ojos. De igual forma en los brazos y una herida profunda en los brazos. Sin embargo, de todo lo que reveló el profesional, hubo dato que estremeció todavía más: aseguró en ningún momento la pareja se mostró intranquila, pese a que a esa altura la menor no tenía signos vitales.
Marcelo Hertzriken Velasco, el abogado querellante que representa a la abuela de la nena, apuntó más que todo contra Erbín. Señaló que “estamos frente a una conducta grave protagonizada por un varón en un contexto de violencia de género”. Desde el año pasado, peleó para el caso fuera juzgado como un femicidio. Y lo logró. El año pasado, una jueza de Garantías recalificó el hecho.
El letrado asegura que el hombre, en caso de ser hallado culpable, debería recibir la máxima pena. La mujer, en cambio, está acusada de abandono agravado por el vínculo seguido de muerte, un delito cuya pena oscila entre los 5 y los 15 años.
Una vez se conozca la condena -señaló el abogado- tendrá cinco días para producir prueba. “A Soledad le partieron la cabeza con un rebenque. Ese rebenque lo utiliza en el campo el varón y tenía material genético de la víctima. Haremos todo para que este hecho no quede impune. Fue un femicidio”, dijo.
Las acusaciones cruzadas de los imputados
Tanto Miranda como Erbín tienen diferentes abogados. El de la mamá es un defensor público que en su alegato habló de la violencia que sufrió Valeria desde que era una nena. Su padre, de hecho, está preso por haber violado y embarazado a una de sus hermanas. En ese sentido apuntó contra el Estado y la falta de apoyo a la joven. “Se le puede decir que no era afectiva con la nena, pero no la maltrataba. Los maltratos comienzan con Erbín; y la fiscalía no tuvo en cuenta la realidad de los parajes, donde los organismos proteccionistas hacen la vista gorda”, defendió el letrado.
Miranda, en su declaración, dijo que “Erbín siempre la tenía amenazada con que iba a matar a su hija, y lo terminó haciendo”. “Siempre me golpeaba y golpeaba a mi nena”, expresó. Además relató que el día de la muerte de Soledad, el hombre le dijo que la nena se había caído de una escalera. “Yo sé que no es verdad. Yo estaba adentro de la cocina, sentí un golpe, y mi hija estaba caída. Él (acusado) estaba al lado de ella con un rebenque en la mano y me dijo que le mintiera a los milicos”, relató.
A su turno en el alegato, el defensor particular de Erbín -el abogado Carlos Vila- sostuvo en el juicio se quiso mostrar a su cliente como un “chivo expiatorio” para hacer creer que es un “sujeto violento, malvado, perverso, maltratador de mujeres, todas circunstancias que tienden a la muerte de la niña”. Al respecto, resaltó que en esta oportunidad no se lo juzga por si es golpeador, sino si mató a la hijastra. Dijo que quería demostrar que Erbín “no es el monstruo que describen”.
Erbín sostuvo que la responsable de la muerte de la nena es Miranda y que su actitud derivó en la muerte de la nena. “Siempre le pegaba a la nena, con lo que tenía la fajaba”, sostuvo. Dijo que la mujer tenía “una relación extraña” con la hija que siempre le decía que como no era el padre biológico, “que no se metiera”. “Yo no sé de qué murió la nena. Yo estuve con ella normalmente”, dijo el imputado y si bien reconoció que en la casa había un rebenque, negó haberlo usado en contra de la menor.
Para el fiscal y la querella, no hay dudas. Ambos son los responsables y creen que pudieron haber hecho más por salvar a la nena de haber llamado antes a la ambulancia.
De acuerdo con el Código Procesal Penal, se prevé un plazo máximo de dos días de deliberación para determinar la responsabilidad de los imputados. Durante ese lapso, deberá referirse sólo a la “culpabilidad o no culpabilidad” de los acusados. Después será el juez quien imponga la pena.
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