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Jhon Mechas, el terrible terrorista que, según el Gobierno, mandó a asesinar a los niños venezolanos en Tibú

Javier Alonso Veloza, conocido como alias ‘John Mechas’, podría hacer rico a cualquier que entregue información a las autoridades que conduzca a la captura, por lo cual recibiría hasta 600 millones de pesos, la recompensa que se tiene para detener el régimen de terror que ha buscado establecer en Norte de Santander.

Veloza nació en el municipio de Tibú hace 39 años y sacó la cédula de ciudadanía en El Tarra. En la carretera que conecta a esos dos pueblos, fueron hallados el pasado 8 de octubre los cuerpos de un niño de 12 y otro joven de 18, acusados de cometer un hurto. El más reciente crimen del Frente 33 de las disidencias de las Farc, según las autoridades, que son comandadas por alias ‘John Mechas’.

Según el coronel Carlos Martínez, comandante de la Policía en Norte de Santander, hay indicios de que los dos jóvenes, de nacionalidad venezolana, fueron asesinados por orden de Veloza y sus hombres en la región. El uniformado sostuvo que ese grupo armado se caracteriza principalmente por cometer ese tipo de asesinatos selectivos.

De acuerdo con el general Jorge Luis Vargas, director de la Policía Nacional, John Mechas ingresó a las filas de las Farc en 1996 dentro de lo que en ese momento se llamaban las “milicias populares”, después hizo parte de las milicias bolivarianas y finalmente terminó como guerrillero en el Frente 33 de la guerrilla.

En 2016, cuando se acercaba la firma de los Acuerdos de Paz con esa guerrilla, empezó a planear su permanencia en el crimen junto al comandante del Frente Primero, alias Iván Mordisco y Gentil Duarte, los dos principales cabecillas de las estructuras disidentes en la actualidad. Terminó siendo cabecilla principal del Frente 33 de Grupos Armados Residuales.

Las autoridades aseguran que ha establecido sus campamentos principalmente en la zona fronteriza y en territorio de Venezuela, puntualmente en el estado de Zulia, desde donde ha planeado y ejecutado numerosas acciones criminales contra la población nortesantandereana, fuerza pública, e incluso contra el mismo presidente Iván Duque.

Su estructura tiene presencia e injerencia en los municipios de Tibú y El Tarra, donde fueron asesinados el niño y el joven, así como en San Calixto, Hacarí, Sardinata, Teorama, Convención y la capital del departamento en Cúcuta.

En esta última, John Mechas habría ordenado el atentado con una camioneta bomba en contra de la Brigada 30 del Ejército Nacional, donde opera la Fuerza de Tarea Vulcano, que no produjo muertos, el pasado 15 de junio. El 26 de ese mismo mes, mientras el presidente Iván Duque visitaba la ciudad, también miembros de ese grupo armado atentaron contra el helicóptero del mandatario con disparos de fusil.

Este grupo ha buscado tomar poder en ese territorio donde confluyen múltiples grupos criminales como el ELN que tiene presencia histórica en Norte de Santander, así como el EPL, Los Rastrojos, la Segunda Marquetalia, entre otros. En 2020, la Defensoría del Pueblo alertó que el Frente 33 hacía presencia con una actitud sigilosa, mientras buscaba establecer las alianzas necesarias para tomar poder.

“En marzo de 2019 las autoridades le atribuyeron la instalación de un carro bomba que fue abandonado en el anillo vial de Cúcuta con explosivos y propaganda de dicha organización”, señaló la Defensoría en una alerta temprana, en la que indició que el Frente 33 serían los autores de extorsiones en Cúcuta y zonas cercanas de Puerto Santander, así como en el estado venezolano de Táchira.

De acuerdo con el órgano defensor de los derechos humanos, la existencia del grupo se conoce desde junio de 2018 cuando se confirmó la disidencia del Frente 33 en un comunicado público “en el que declaran su deslinde del proceso de paz y el reinicio de una fase de operaciones bajo la directriz de alias Gentil Duarte junto con alias Jhon 40, siendo su apuesta central perseguir la retoma del control del Catatumbo”.

En agosto de 2019, el Comando Danilo García de la Segunda Marquetalia buscó acercarse al Frente 33, quienes propusieron una alianza para reunificar a las antiguas Farc. Desde ese año y durante el 2020 resaltaron por acciones armadas de baja escala con artefactos explosivos improvisados, granadas contra estaciones de policía y derribamiento de cámaras en los cascos urbanos.

“De manera silenciosa pero sostenida han avanzado para reforzar sus filas, buscando retomar el control en las antiguas zonas que estuvieron bajo su dominio hasta que, con la firma del Acuerdo para la Terminación del Conflicto Armado y la Construcción de una Paz Estable y Duradera el grueso de los combatientes transitó hacia la vida civil”, advirtió la Defensoría del Pueblo.

El temor radica en que el Frente 33 y el ELN tienen intereses comunes en la región del Catatumbo y la porosa frontera con Venezuela. Además, no reconocen el mando de los antiguos jefes de las Farc que buscan Iván Márquez y sus secuaces desde la Segunda Marquetalia para unificar los grupos armados. Esa situación puede desencadenar enfrentamientos que, en últimas, van a dejar como los más afectados a la población civil y migrante.

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