A dos años del “Culiacanazo”: los estragos de la liberación de Ovidio Guzmán
La última vez que se le vio llevaba puesto un escapulario y una camisa azul celeste de la marca Purificación García. —”¡Paren todo, ya me entregué!”, dijo.
Ovidio Guzmán López, hijo y heredero de Joaquín el Chapo Guzmán, había sido capturado por un grupo de militares cuya intención era la extradición del líder del Cártel de Sinaloa. Sin embargo, obtendrían algo distinto: una exhibición de derrota del gobierno de Andrés Manuel López Obrador, que dobló las manos ante el poder fáctico que — en unas cuantas horas— mostró el Cártel de Sinaloa, el cual es considerado por las autoridades estadounidenses como el más poderoso del país.
El saldo de aquellos estragos ocasionados por la fracasada acción militar del 17 de octubre de 2019, sigue en suma. De acuerdo con la la Comisión Estatal de Atención Integral a Víctimas (CEAIV) que dese aquel año han atendido 44 casos — el de tres personas fallecidas, cinco lesionadas, cinco robos de autos, 24 vehículos dañados y 2 locales comerciales.
El 17 de octubre de 2019 ha pasado a la historia como el día en que el Cártel de Sinaloa humilló al Estado mexicano, y es conocido como el culiacanazo. Ese día, fuerzas federales detuvieron a Ovidio Guzmán López, hijo del narcotraficante Joaquín El Chapo Guzmán, acción que desató una guerra provocando pánico entre los habitantes de Culiacán, Sinaloa. La violencia culminó con la liberación del hijo del capo.
El presidente de México, Andrés Manuel López Obrador, aceptó haber dado la orden de liberar a Ovidio Guzmán para salvaguardar la integridad de la población, pues la gente del Cártel de Sinaloa podía provocar daño a la gente inocente, incluidas las familias de los militares.
El culiacanazo provocó el daño de la reputación de una persona y una institución, de lo cual no han podido recuperarse: el presidente López Obrador y el mismo Ejército mexicano.
Otro de los afectados en su reputación fue el ex secretario de Seguridad Ciudadana federal y actual gobernador de Sonora, Alfonso Durazo. “Fue la abdicación suprema de asumir la responsabilidad por la seguridad en el país, salió a mentir el mismo día del culiacanazo sobre lo que había sucedido”, dijo el especialista en seguridad Alejandro Hope en entrevista con Infobae México.
El culiacanazo dejó mal parado al gobierno mexicano ante la sociedad y en el mundo, en especial con Estados Unidos, a grado tal que se le considera un ridículo del mismo tamaño que las fugas del Chapo Guzmán.
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