Paul McCartney, 80 años
Llamalo Paul. Todos lo llamamos Paul. Lo llaman Paul los chicos de catorce o de diez años, los de ochenta que ahora ha cumplido también. Mi madre -le encantaban Los Beatles a mi madre-, lo llamaba Paul. El cambio en las honduras humanas con Los Beatles fue en una década lo que significará para siempre: la estremecedora belleza, la transformación con sensaciones inaugurales contra el túnel de la sombra aunque las canciones puedan, y lo son muy a menudo, historias que no escapan a la melancolía. El gran arte beatle pone luz y esperanza: sentido.
Llamalo Paul. El viento lo llama Paul. Los parques lo llaman Paul. Lo llaman Paul en Paris, en Bolivia, en Yemen, en Nueva York y en Santiago del Estero. Lo llaman Paul en el colegio, en la cancha y en las calles de tierra de un pueblo cualquiera.
No es por meterme en estas líneas zurcidas por la noche de un tirón, cuento que mi vida, como pasó con millones, dio un salto cuando llegaron Los Beatles. Un golpe al corazón, algo transformador llegaba irresistible. Desde las más divertidas o desaforadas de las canciones se produjo una electricidad nueva. Algo que es muy arduo como para tirarse a la pileta y explicarlo por completo. Hay quienes lo hacen muy bien. A mí me quedaría grande esa dimensión, la de la historia minuciosa y rica, pero no ajeno a lo que ocurrió, a lo que ocurre y ocurrirá dentro de una pila de años en la bolita azul como llamó desde el espacio Carl Sagan, el astrónomo. La Tierra, casa.
Llamalo Paul. Tenía veintidós cuando hizo Yesterday. Lo soñó al dormir con un despertar encendido a correr su música varios días. Fue la única canción como voz solista con ciertas molestias y recelos por parte de los otros grandísimos integrantes. Un indicio que verificó hace poco el documental del director Peter Jackson (El señor de los anillos), a lo largo de horas de intimidad para la creación del último disco: había un liderato. Llamalo Paul. En ese documental casi irreal de tanto ser de verdad en las pausas, las bromas, los enojos, los silencios, cuando Paul regresa al estudio donde estaban trabados y suelta como en trance con el bajo Get Back acerca de cómo resolverla, se pone como en una lupa que todos eran necesarios unos con otros pero había que señalar el rumbo. Queda claro cuando Get Back sale de golpe, irreversible como un parto. Llamalo Paul.
Con Los Beatles dio un paso muy grande en la diferenciación entre música clásica y música popular, estoy seguro. Se trata de música. Resulta vano hacer la diferencia cuando se trata de Los Beatles y todo lo que pusieron en el mundo con la doble firma Lennon y McCartney. A partir de Yesterday , al margen de que sea o no la favorita de cualquiera, a un lado que los tres puedan haber supuesto un exceso de ego -es la que fue tocada en versiones casi infinitas-, Paul pidió a Yoko para ese punto y ese canto invertir el orden registrado: McCartney y Lennon. Se negó. Es probable que George por esa interpretación a una voz en Yesterday empezó a abrirse en cantos personales de gran delicadeza y talento. Tomar aire a solas. George, con obras deliciosas. George como compositor de The long and winding road. Autor de Something, cuánta maravilla. Ringo compuso Octopus´s Garden y cantó también en solitario oldies fantásticos.
Cuando se dividieron y separaron Paul entró en el campo minado de la depresión.
Todos los integrantes sufrieron el desamparo por la muerte del guía y manager Brian Epstein, antes. Puede pensarse que desde el punto de partida hubo una sensibilidad a flor de piel expresada de varios modos y en distintas circunstancias. Paul se levantó de la caída producida por la división recién al encontrarse con Linda Eastman. Entonces armó y reparó lo que se había roto.
En el documental de Jackson el hecho beatle nos permite pensar que Paul fue el sostén de semejante prodigio y de tales seres excepcionales. Llamalo Paul. Escuchemos Hey Jude, escuchemos Penny Lane (“bajo los cielos azules de los cielos en los suburbios”), Liverpool en imágenes y personajes del viaje por una ciudad de provincia donde llegó con la colaboración del padre músico y la madre partera.
Allí lo hicieron Paul con George Harrison, John Lennon -ya partido el grupo y el fenómeno, con Mother te pone en estado único de dolor y decepción-, y Ringo Starr, después de haberse quedado en las puertas de la gloria George Best. Ha cumplido 80. Llamalo Paul, caballero por la reina y su servicio a la música para bien de los humanos, ahora y los que vendrán. Patrimonio.
Se lo ve serio y tranquilo. Embarcado en la pelea contra la contaminación y ataque al medio ambiente, se deja ver en lugares inesperados de Londres y canta sin aviso. No apaga nunca lo que le tocó, el juego de la inmortalidad. Lo llama Paul la señora que va a comprar en el mercado y el señor que se la vende. Lo llaman Paul el erudito y el barrabrava, el filósofo y el vagabundo.
Llamalo Paul.
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