Quién es la autora de 16 años de la novela sobre un proyecto “solidario” de ayuda a suicidas marginados
“Quizá estaba destinado al servicio y debía aceptar mi rol de samaritano. Un proyecto de ayuda a suicidas marginados… No suena tan descabellado”.
Monserrat Aricó Buteler empezó a escribir El ciudadano de los zapatos precarios en 2021 con apenas 14 años y una pandemia todavía presente: “Fue ese año de clases intermitentes. A nivel educativo fue una decadencia, pero aproveché mucho ese tiempo de estar en casa. Esa semana que no iba al colegio, hacía rápido las tareas virtuales y me ponía a escribir”, dijo la joven escritora argentina en entrevista con Infobae Leamos.
Publicada a la inusitada edad de 16 años, Aricó Buteler es una estudiante de secundario que, con total naturalidad, aborda en su primera novela temas como el suicidio, la marginalidad y la eutanasia. Sin estudios previos en teoría literaria, pero con un talento innato y una sensibilidad indescriptible, finalmente dio a conocer la historia en la que trabajó casi dos años, publicada por Lago Editora.
-¿Qué se siente publicar tu primera novela a los 16 años?
-Es surrealista en realidad. Todavía me parece raro haberlo hecho. El día de la presentación sentía que todos estaban más emocionados que yo. No me creía nada, estaba como: “¿Qué está pasando?”. Soy muy creyente de que todo es posible. Entonces, una vez que se me cruzó la idea de escribir esta historia, dije: “Bueno, lo voy a hacer y va a ser real”. Pero todo el tiempo me sentía como viviendo otra vida, como si a partir de haber empezado a escribir este libro empezara un capítulo nuevo en mi vida, uno enorme para mí.
-¿Qué te llevó a hacerlo?
-Nunca lo hice por querer ser la escritora de tantos años que sacó un libro. Lo hice porque amo esta historia, quiero que la gente hable del tema y que disfruten de la novela como yo cuando leo un autor que me gusta. Yo tenía esa idea en la cabeza. Me encantó esta historia, cayó en mi cabeza así de repente, quería contársela a la gente, y que opine y hable. No era como “quiero ser una adolescente escritora y ser conocida por eso”.
– ¿En el colegio tuviste un incentivo a escribir? ¿Existía un vínculo previo con tus profesores o fue una iniciativa propia?
-Ese vínculo me lo gané con el libro. Cuando terminé de escribir el primer borrador, me acerqué a una de mis profes, que se llama Carla Floridia, y le dije “escribí un libro y no sé qué hacer”. Teníamos relación, pero solo como de alumna que presta atención en clase de Lengua. Me acerqué a preguntarle si sabía de alguien que me lo puediera corregir o si sabía qué podía hacer con eso porque no tenía idea, y me dijo “yo lo quiero corregir”.
– ¿Cuándo empezaste a escribir?
-No tengo determinado exactamente cuándo. Es más, a veces, cuando me hacen esa pregunta, me viene a la cabeza el recuerdo de cuando tenía 8 años y les contaba historias oralmente a algunas amigas, inventaba personajes y escenas. Me acuerdo también de sentarme en una computadora e intentar escribir algo que no pasaba más de las tres páginas. Pero fue alrededor de tercero o cuarto año cuando empecé a tomarme la idea de escribir un poco más en serio. El mismo año que escribí la novela ya había escrito un cuento corto que me encantó, llamado “De madrugada”, que también trata sobre el tema del suicidio, aunque más sobre el tema de las autoexigencias.
– ¿A qué se debe la elección de estos temas tan sensibles como ejes del relato?
-Creo que la elección de estos temas tiene que ver con mi personalidad. Soy muy observadora e introspectiva. Fue algo muy instintivo, no es que dije “voy a investigar sobre el suicidio”. Hay conversaciones sobre el tema o casos que me enteré que me quedaron resonando. Así que decidí abordarlos, porque fueron temas que en algún punto me marcaron. No sé si hay una explicación lógica. En mi familia, además, se habla de todo y creo que gran parte de lo que soy se debe a eso, a tener un hogar en donde puedo traer cualquier tema a la mesa y hablarlo con mucha naturalidad. Hay poca vergüenza, somos una familia con mucha conversación, nos gusta charlar de las cosas. Soy una persona muy agradecida por eso.
– Vos decís que querés generar diálogo, que la gente hable. ¿Qué opinás vos de estos temas y de tus personajes?
-El personaje principal plantea todo esto de la solidaridad, pero en realidad es una persona que disfruta de matar y tiene todo el tiempo una mirada retorcida. Creo que hay muchas contradicciones e hipocresías. A la sociedad normalmente la crítico con esa mirada, incluso a mí misma y a mis amigas, a todo el mundo. Creo que, en general, la gente es muy hipócrita y contradictoria.
– La estructura de la novela es bastante particular, ¿tiene un por qué?
-Admiro mucho a los artistas que se salen del molde, en el sentido de que ponen sus propias reglas para jugar. Como que dicen “yo voy a hacer realmente lo que quiera”. Entonces con el libro dije eso. Fui muy libre en eso, no me fijé en estructuras ni en teorías literarias. Porque, para empezar, yo nunca hice un curso. Fue muy intuitivo eso.
– ¿Cómo creás a tus personajes?
-Esto es muy random (se ríe). Con Natalia, por ejemplo, cuando estaba armando la historia, escuché la canción “Can´t take my eyes of you”, de Gloria Gaynor, y se me vino a la cabeza el momento de su muerte. Francisco y Natalia se miran bien a los ojos y le pegan a ella un tiro acá (se señala el entrecejo), entre los dos ojos. Y a partir de ahí, me imaginé la escena y decidí que el personaje (Francisco) tenía que tener un interés romántico, ella se tenía que morir de esa manera.
– ¿O sea que al personaje lo hiciste de atrás para adelante?
-Sí (se ríe), no había nacido y ya se había muerto.
– ¿Es esto el principio de una carrera?
-Te diría que es el principio de un estilo de vida. No sé si quiero hacer literatura por siempre, pero estoy escribiendo algo nuevo. Estoy embaladísima en una nueva historia que se hace desear: que la borro, que la vuelvo a hacer. O sea que no, no creo que sea mi único libro, pero sueño con estudiar cine. Me parece el arte más completo. Me gustaría estar en contacto con músicos también, poder aprender cuanto más arte pueda. Entonces, se van a venir nuevos libros, pero ojalá que en muchos años también se vengan películas.
-¿Qué esperás de tu futuro en el mundo de las artes?
-La escritura para mí es un trabajo medio horrible, medio triste, porque es borrar, rehacer, borrar, rehacer. Pero no puedo dejar de hacerlo, es la realidad. O sea, pasa tiempo sin que escriba y me pongo a hacerlo de nuevo, aunque lo odie, aunque no tenga ganas. Voy y lo hago. Así que sí, seguro escribiré guiones y esa será mi manera de relacionar la literatura con el cine. Mi sueño sería poder adaptar uno de mis libros al cine, eso sería una locura. Hay mucha relación de lo que yo escribo con el cine, porque además de ser lectora soy muy cinéfila. Hay muchos conceptos de la novela que están inspirados, en realidad, en películas más que en libros. Me pasa, cuando estoy escribiendo, que pienso mucho en escenas de cine. O sea, escribiendo mi nuevo libro y ya casi estoy pensando en la película.
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