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En video, los detalles de un épico ataque aéreo en Malvinas: ¿cómo fue el hundimiento de la fragata Antelope?

Los relatos de la Guerra de Malvinas son historias auténticas de valentía, sacrificio y determinación. En esta oportunidad, DEF dialogó con dos de los hombres que, sin miramientos, defendieron incansablemente cada centímetro de tierra y mar. Uno de ellos, además, fue uno de los protagonistas del épico ataque a la fragata HMS Antelope.

“La Fuerza Aérea Argentina (FAA) no tenía responsabilidad en los teatros de operaciones aeronavales, no obstante, al ser una causa muy motivadora, se vio involucrada de inmediato. Pero no estaba preparada: no tenía ni el adiestramiento ni el armamento suficiente para atacar objetivos navales. Sin embargo, se empeñó hasta en el último día de combate”, cuenta a DEF el brigadier mayor retirado, y exjefe de la Fuerza Aérea, Mario Callejo. Él, en el conflicto, participó con el grado de primer teniente y piloteó los Mirage V Dagger. “Durante la Guerra hicimos varias misiones contra la flota inglesa”, agrega.

LO DIERON TODO

Callejo, con emoción, recuerda un momento bisagra para la tropa aeronáutica. El entonces comandante de la Fuerza Aérea Sur visitó las bases desplegadas en Río Grande y expuso la dura realidad de la Guerra en un contexto en el que no todos los pilotos que asumían las desafiantes misiones en las Islas regresaban con vida: “Uno de los jefes de escuadrilla le preguntó hasta cuándo íbamos seguir luchando. “Hasta el último hombre, inclusive quien les habla”, respondió Crespo. De ahí en más, los que supimos de este episodio, nos encaminamos hasta las últimas consecuencias. Ese fue nuestro compromiso”.

“Que tuvimos miedo, seguro. Quien dice que no tuvo, no es de fiar. Yo tuve mucho, pero había que poder vencerlo. Teníamos una responsabilidad ineludible que nos impulsaba a salir todos los días: defender a quienes estaban desplegados en las Malvinas”, confiesa el oficial, no sin antes explicar que, por las dimensiones de pista requeridas por las aeronaves de combate, no podían operar desde las Islas, por lo tanto, establecieron bases en el continente. “Habíamos jurado defender la bandera hasta perder la vida, y obramos en consecuencia”, concluye.

"Hablaba fuerte y ponía las manos sobre la mesa para que no vieran que temblaba", reconoce Pablo Carballo al hablar sobre las sensaciones previas a entrar en combate (Archivo DEF)

LA MAYOR BATALLA AERONAVAL TRAS LA SEGUNDA GUERRA

El 21 de mayo de 1982, con el desembarco de las fuerzas británicas, comenzó el Combate de San Carlos. En ese contexto tuvo lugar el épico hundimiento de la Fragata HMS Antelope. “Dicho por los ingleses, fue la mayor batalla aeronaval después de la Segunda Guerra Mundial. La FAA empeñó prácticamente toda su aviación de combate en contra de las playas de desembarco. El hundimiento de la Fragata es uno de los tantos episodios, dentro de esos días, en los que la Fuerza tuvo el máximo esfuerzo de salidas operativas de sus aeronaves y produjo una importante cantidad de pérdidas”, aclara Callejo.

Durante el encuentro con DEF, a su lado, se ubicó el comodoro retirado Pablo Marcos Rafael Carballo, quien, en Malvinas, tenía el grado de capitán, era jefe de escuadrilla y volaba los aviones A4B Skyhawk. “Durante la Batalla de San Carlos combatió un escuadrón por cada día. A mí me tocaron el 21, 23, 25 y 27. La segunda misión de esa Batalla fue el ataque a la Antelope”, dice.

“YO NO TUVE MIEDO, TUVE PÁNICO”

Poco a poco, Carballo se adentra en los detalles de una misión trascendental en el combate aéreo. “Yo no tuve miedo, yo tuve pánico. Un día combatías y otro no. Además, una cosa es ya haber ido antes a una misión de combate y saber lo que te espera. A mí me empezaba a dar miedo, de tal forma que decía que no lo iba a poder controlar. Después miraba a mis numerales y me iba calmando. Pero, era como un dolor de muelas, iba y volvía. Finalmente, llegaba la misión. Yo hablaba fuerte y ponía las manos sobre la mesa para que no vieran que temblaba. Por ese estrés de combate había un listado de salidas que establecía quien salía primero. Pero el ranking iba cambiando cada dos horas porque uno no puede estar todo un día pensando que es el primero en salir. Ese día me tocó a mí”, relata, no sin antes profundizar en ese sentimiento contrariado con su deseo de recuperar las Malvinas: “Qué suerte que estoy, qué pena que estoy”.

En aquella jornada del 23 debían reabastecer a las aeronaves en vuelo, de esa manera se aseguraban el combustible necesario para entrar, desde distintos puntos, a los lugares definidos. Al llegar a la posición establecida para dar con el avión Hércules reabastecedor, se dieron cuenta que éste no estaba allí. Carballo pudo comunicarse, el KC-130 estaba en circuito de espera sobre la isla Gran Malvina, sin armamento y con la mitad de velocidad de un Sea Harrier. “Vengan hacia el oeste”, les manifestó, mientras que, en la espera, las Escuadrillas agotaban el combustible y debían regresar al continente. “´¿Qué hago?´, me pregunté. Algunos A4B tenían un sistema de navegación rudimentario, pero ese día yo no lo tenía. “Voy igual”, me dije. Y salí a tratar de interceptarlos en 500 km de distancia, es como ir de Córdoba a Rosario y tratar de encontrarse en algún lugar. La cuestión es que había nubes arriba y nubes abajo. También venían con la escuadrilla el primer teniente Luciano Guadagnini, el teniente Carlos Alfredo Rinke y el alférez Hugo Gómez. De pronto, un puntito negro en las nubes”, relata Carballo. Se trataba del Hércules, así que lograron reabastecer y continuar el trayecto hacia Malvinas.

En la Guerra de Malvinas, el comodoro Pablo Carballo fue Jefe de Escuadrilla de los A4B Skyhawk: durante el Combate de San Carlos su actuación fue trascendente (Archivo DEF)
En la Guerra de Malvinas, el comodoro Pablo Carballo fue Jefe de Escuadrilla de los A4B Skyhawk: durante el Combate de San Carlos su actuación fue trascendente (Archivo DEF)

EL BLANCO ES ESTE

Los pilotos de la FAA volaron hacia las Islas, prácticamente al ras del mar para evitar ser detectados. “Todo ese tiempo vas pensando: en tu mujer, hijos, en por qué no me despedí mejor ni les di más besos y abrazos, porque quién sabe si los volveré a ver. Yo estaba seguro que iba a morir. Ahora, en el momento en el que empezas el ataque, te olvidas de todo y te concentras. Te han formado como profesional y eso es lo que haces, cumplir con tu misión pase lo que pase”, reconoce Carballo.

El oficial explica que existe una hoja denominada “orden fragmentaria” que indica cuál es el blanco que deben atacar, cuál es el alternativo, las rutas deben tomar y el tipo de armamento a utilizar. “Mi misión ese día era atacar a un buque dentro de la Bahía San Carlos. Los blancos principales eran los buques de transporte: imaginá atacar a Bonavena y estar rodeados de boxeadores de menor categoría. Eso pasaba, estaba rodeado de fragatas y tenías que atacarlas o permitir que otros lleguen a ese blanco”, cuenta el piloto.

“Habíamos jurado defender la bandera hasta perder la vida, y obramos en consecuencia”, confesó a DEF el exjefe de la Fuerza Aérea y VGM, brigadier mayor Mario Callejo  (Archivo DEF)
“Habíamos jurado defender la bandera hasta perder la vida, y obramos en consecuencia”, confesó a DEF el exjefe de la Fuerza Aérea y VGM, brigadier mayor Mario Callejo (Archivo DEF)

El 23 de mayo Carballo pasó buscando blancos en cercanías de la Bahía, pero recibió disparos desde distintos puntos. “Me escondí detrás de la montaña. De hecho, pasé por arriba de un Sea King en tierra, pero no era mi blanco. Estaba en el momento del ataque. Me fui hacia el este y entré al ataque final con Gómez. Frente a nosotros estaba, hacia el norte, la Antelope y, hacia el sur, la HMS Broadsword”, relata, y agrega: “Rinke se dirigió a la Broadsword y Guadagnini a la Antelope. En el momento del ataque final, Guadagnini lanzó la bomba y a él le pegaron en el ala derecha. El avión se inclinó. Lo enderezó y trató de salir. Pero pegó en el mástil principal, lo rompió, se desintegró y los restos de la aeronave cayeron al agua. Guadagnini pegó con el avión, después la bomba de él”.

Posteriormente Carballo y Gómez atacaron desde el este, mientras se acercaban recibían disparos. “Todo pasa en cámara lenta. Yo dije “si me voy a la izquierda, hacia la lengua de tierra que entra, voy a tapar a la Broadsword y solo me va a tirar la Antelope”. Lo hice, Gómez me siguió. Pero yo no tuve en cuenta que en tierra estaban los británicos. Me lanzaron un misil que pegó en mi ala izquierda. Gómez dice que me envolvió una nube y que él pasó en medio de piedras que llovían para todos lados. Gómez llegó y le tiró. Yo había pensado en eyectarme, pero todavía tenía control del avión”, narra.

Las bombas de Guadagnini y Gómez habían logrado impactar en la fragata británica Antelope. Carballo se encaminaba a salir de la zona, sabiendo que los buscaban para vengar el ataque. Mientras, en el buque inglés intentaron desactivar la bomba, sin éxito.

El encuentro con los pilotos de Malvinas continua con detalles sobre este episodio, que revelaremos en la segunda entrega de este especial de DEF.

Cuenta Carballo que se les entregaba a los pilotos una "orden fragmentaria" que indicaba cuáles eran los blancos. El 23 de mayo de 1982, el oficial recibió su misión: atacar un buque dentro de la bahía San Carlos (Archivo DEF)
Cuenta Carballo que se les entregaba a los pilotos una "orden fragmentaria" que indicaba cuáles eran los blancos. El 23 de mayo de 1982, el oficial recibió su misión: atacar un buque dentro de la bahía San Carlos (Archivo DEF)

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