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“A mí me mutilaron el clítoris”: las nefastas consecuencias de la mutilación genital femenina

Las víctimas de mutilación genital femenina presentan afectaciones en su salud física tan graves, que algunas veces pueden provocar la muerte – crédito Jesús Aviles/Infobae

“A mí me mutilaron el clítoris, y lo hizo mi abuela”, confesó hace tiempo una familiar de Lina Marcela Tobón Yagarí, mujer indígena emberá chamí que funge como directora de la corporación de profesionales indígenas Akubadaura, dedicada a defender los derechos humanos y territoriales de los pueblos étnicos en Colombia.

Esta práctica, identificada en el país desde los años 80 y que hasta hoy permanece, consiste, básicamente, en la extirpación parcial o total de los genitales externos femeninos. No se hace con fines médicos, de hecho, no trae ningún beneficio para la salud de las mujeres, sino por motivos culturales, sobre todo.

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Según relató Tobón Yagarí a Infobae Colombia, en el pueblo embera se han registrado casos de mutilación genital femenina desde hace tiempo, pero vino a enterarse cuando, en 2009 empezó a ver reportes en medios de comunicación. Noticias de niñas que murieron desangradas porque les habían extirpado sus genitales o de menores de edad que llegaron a centros hospitalarios por complicaciones en su salud derivadas de esta práctica.

Surgió entonces la necesidad de indagar sobre el tema en su núcleo familiar y étnico. Pero, cuando preguntó, se llevó una gran sorpresa: casi nadie sabía de lo que estaba hablando.

En las instalaciones de la UPI La Rioja habitan miembros de la comunidad indígena emberá - crédito Mariano Vimos / Colprensa
Las abuelas suelen ser las que promueven la práctica de la mutilación genital femenina – crédito Mariano Vimos / Colprensa

“Cuando yo consulto al interior de mi casa, los hombres de mi casa ni sabían; ni siquiera las mujeres más jóvenes sabían de este tipo de cosas”, precisó. Entonces, ¿quiénes estaban al tanto de lo que pasaba? Las mujeres más adultas.

Pues, las abuelas son las que, principalmente, promueven la mutilación genital femenina de niñas, que son, por lo general, las principales víctimas de esta práctica. De hecho, en su familia no solo hubo un caso, sino dos. Una hermana de su madre murió, siendo bebé, porque fue sometida a una extirpación genital de la que ni siquiera estaba enterada su progenitora.

“Mi bisabuela le había cortado el clítoris y la bebé murió desangrada y lo hizo sin autorización de mi abuela (sic). Mi abuelo, después de eso, cuidaba mucho a las niñas cuando nacían, para que mi bisabuela no se les acercara y las mutilara”, detalló.

Clítoris: el “defecto” que se busca eliminar

Las razones por las que se ha promovido y mantenido esta violenta práctica, no solo en Colombia, sino en el mundo, son variadas. Tobón Yagarí supo de dos que predominan:

  • El clítoris se corta porque se cree que con el paso del tiempo se parecerá al órgano sexual masculino: el pene.
  • Se extirpa el clítoris para evitar que las niñas, cuando lleguen a una edad adulta, sientan placer sexual. Así, supuestamente, se asegura que las mujeres no serán promiscuas.
Menor indígena de 5 años murió en la UPI La Rioja tras delicado estado de salud - crédito Camila Díaz / Colprensa
La mutilación genital femenina también es vista como el paso de las niñas a la adultez, por lo que se incluye dentro de un ritual – crédito Camila Díaz / Colprensa

No obstante, de acuerdo con el documento del Ministerio de Salud y Protección Social y del Fondo de Población de Naciones Unidas (Unfpa) “Orientación y lineamientos para el abordaje y la atención integral en salud de las víctimas de mutilación genital femenina en Colombia”, hay otras razones adicionales con las que se justifica la mutilación genital.

  • Se toma como una costumbre que debe ser respetada y que, por ende, se perpetúa en el tiempo, generación tras generación.
  • Es vista como el paso de las niñas a la adultez, por lo que se incluye dentro de un ritual.
  • Se cree que sirve para mejorar la fertilidad de las mujeres, permitiendo que queden en embarazo y que no tengan dificultades durante el parto.
  • Se piensa que es la manera de lograr que las niñas y mujeres sean “limpias y bellas”.
  • Es considerado un requisito religioso en algunas comunidades, a pesar de que no se menciona en ningún texto sagrado.
  • En algunos casos, los hombres podrían preferir contraer matrimonio con mujeres cuyos genitales han sido mutilados.

El pueblo embera quedó marcado

Y, aunque en Colombia ha predominado la imagen de que los indígenas embera son los únicos que llevan a cabo esta práctica, lo cierto es que no es así y, de hecho, ni siquiera hace parte de su oralidad. No es algo milenario y propio de ellos, sino que llegó por la colonización, a través de la cultura de afrodescendientes africanos. Pues, el pueblo indígena se ubicó en los ríos del Pacífico colombiano, por donde arribaron los colonos con población africana en condición de esclavitud.

“Cuando esto salió a lo público, los del pueblo embera quedamos como si fuéramos lo peor, como si fuéramos unos violentos, maltratadores de niños, salvajes, bárbaros y de ahí para allá, todos los señalamientos”, aseveró Tobón Yagarí.

Familia Embera Chamí en Risaralda.
El pueblo emberá ha sido considerado "salvaje" por los casos de mutilación genital femenina que se han reportado, pero no es la única población en Colombia que la practica – crédito Procuraduría General de la Nación

En Chocó, Antioquia, Risaralda, Quindío, Caldas, Cauca, Córdoba, Putumayo, Caquetá, Nariño y Bogotá se han identificado casos, al igual que en otros países de Europa, Sudamérica, Norteamérica, y en Australia y Nueva Zelanda. Además, según el Instituto Nacional de Salud de Colombia (INS), entre enero y noviembre de 2023 hubo 89 casos de mutilación genital, siendo las niñas de entre 0 y 5 años las principales víctimas.

De acuerdo con el Unfpa, en 2024 hay 4,4 millones de niñas en riesgo de sufrir diferentes tipos de extirpación genital en todo el mundo, lo que se traduce en 12.000 al día. Además, más de 200 millones de niñas y mujeres, aproximadamente, han sobrevivido a esta práctica a nivel global. Eso quiere decir, que, en efecto, no es un acto violento que solo se presente en los pueblos indígenas de Colombia, ni mucho menos en los embera. Es un problema mundial.

Las maneras de llevar a cabo esta intervención son varias. La Organización Mundial de la Salud (OMS) hace cuatro clasificaciones:

  • Clitoridectomía: cuando se hace una remoción parcial o total del clítoris y/o del prepucio.
  • Escisión: cuando no solo hay una remoción parcial o total del clítoris, sino también de los labios menores y, en algunos casos, con escisión de los labios mayores.
  • Infibulación: cuando se hace un estrechamiento de la abertura vaginal cosiendo los labios de los genitales.
  • No clasificado: otros procedimientos como el raspado, la cauterización, la punción y la perforación de los genitales.
Hay, de manera permanente, una ambulancia del Distrito en la unidad para brindar la atención de urgencias y emergencias que requiere la población.
Cuando se es víctima de mutilación genital femenina en la niñez, las consecuencias son más severas – crédito Secretaría de Salud

Las devastadoras consecuencias de la mutilación genital

Según el Unfpa y el Ministerio de Salud, para llevar a cabo estas mutilaciones se hace uso de cuchillas de afeitar, bisturís, tijeras, pedazos de vidrio y hasta cucharas calientes para cauterizar. Aunque todas pueden generar afectaciones en la salud de las víctimas, la infibulación es la que mayores complicaciones presenta. Pues, a las niñas se les ata las piernas para que no puedan moverlas durante 10 o 14 días, y con eso lograr que las heridas cicatricen.

“Las complicaciones inmediatas incluyen dolor agudo, conmoción, hemorragia, tétanos o infección, retención de orina, ulceración de la zona genital y lesión del tejido adyacente, infección de la herida, infección de orina, fiebre y septicemia. Las hemorragias y las infecciones pueden ser tan graves que llegan a causar la muerte”, detalla el Unfpa en su sitio web oficial.

A largo plazo, pueden surgir abscesos, quistes, tejido queloide, incontinencia urinaria, complicaciones en el parto y mayor riesgo de contraer y transmitir enfermedades como el VIH.

Pero hay otros problemas, ya que con la infibulación la apertura vaginal es reducida, porque los labios están cocidos, es más difícil la penetración durante las relaciones sexuales. Por eso, en la noche de bodas, por ejemplo, el hombre hace un corte en los genitales (desinfibulación) de la mujer para poder pasar al coito. En caso de quedar embarazada, al momento del parto, los médicos también recurren al corte para que pase el bebé, de acuerdo con las entidades mencionadas.

Embarazo subrogado en Colombia
Las complicaciones en el parto suelen presentarse, sobre todo, cuando las mujeres fueron víctimas de infibulación – crédito EFE

¿Qué pasa con la salud mental?

Pero, además de los daños a nivel físico, las niñas y mujeres sufren afectaciones psicológicas al identificar que han sido víctimas de esta práctica. Según la jefa del Centro de Servicios de Psicología de la Universidad de La Sabana, Johanna Romero, las sobrevivientes suelen presentar el trastorno de estrés postraumático, ansiedades o depresiones. No obstante, las repercusiones difieren según las edades de las víctimas.

“La forma como una mujer afronta una situación va a variar de acuerdo con su contexto y lo que ha aprendido. Sin embargo, dentro de lo que nosotros conocemos de las trayectorias en las dificultades o en las problemáticas en salud mental, entre más pequeño alguien ha sido víctima o expuesto a una situación traumática, en este caso, la mutilación en las niñas tiene consecuencias severas”, precisó la experta a Infobae Colombia.

Según el Ministerio de Salud y el Unfpa, la depresión puede identificarse con problemas de sueño, fatiga, tristeza persistente, baja energía, pérdida de interés en actividades que antes se solían disfrutar. Por otro lado, la ansiedad se evidencia con irritabilidad, miedo, preocupación y frustración excesivos. En cuanto al estrés postraumático, se presentan recuerdos y sueños aterradores relacionados con el evento que sufrió, estar alerta o nerviosa ante cualquier “amenaza” y evitar situaciones que recuerden lo ocurrido. Si los profesionales en salud diagnostican algún trastorno de estos, se requiere de psicoterapia.

Depresión niños
El trastorno postraumático, la depresión y la ansiedad suelen ser algunas de las consecuencias de la mutilación genital femenina – crédito Moment RF/Getty Images

Adicionalmente, Romero indicó que las mujeres pueden presentar dificultades para mantener relaciones sexuales, aunque no siempre es así. En el caso de la familiar de Tobón Yagarí, sí hubo afectaciones en este ámbito: “Me alcanzó a decir que en su intimidad y en su vida sexual íntima… de no haber tenido algún tipo de orgasmo o haber disfrutado un acto sexual”, contó.

También se exponen a diferentes escenarios de revictimización, cuando tienen que relatar, una y otra vez, lo que tuvieron que enfrentar. Además, hay personas que ven esta práctica como algo “natural” o que se expresan sin empatía, lo que puede perjudicar a las víctimas que luchan por superar el sufrimiento al que fueron sometidas y las consecuencias que se presentan a corto y largo plazo.

“Tenemos que disminuir el hecho de que todo el mundo lo pregunte, tenemos que hacerlo en espacios que sean seguros, que se garantice su confidencialidad, que le permitan expresión emocional, la regulación emocional”, expuso Romero.

Por eso, justamente, el Unfpa y el Ministerio de Salud crearon lineamientos para atender integralmente a las víctimas de mutilación genital femenina en Colombia. En él, yacen también recomendaciones para identificar niñas y adolescentes que fueron sometidas a esta práctica:

  • Se le dificulta caminar, sentarse o ponerse de pie.
  • Tiene complicaciones para orinar y tarda mucho tiempo en el baño.
  • Después de un largo tiempo de ausencia, que puede ser notada en entornos escolares, se le ve triste o temerosa.
  • Se niega a ir al médico.
  • Tiene problemas urinarios y menstruales.

Asimismo, enlista pistas para reconocer a una niña que podría llegar a ser víctima de la mutilación genital femenina:

  • La niña menciona que tiene un “procedimiento especial” con el que podrá convertirse en “una mujer” o llegar a ser como su madre o su hermana.
  • Se ausenta de la escuela por unas largas “vacaciones”.
  • Los padres de familia impiden que la menor de edad sea sometida a exámenes médicos.
  • Se sospecha que la niña se encuentra en un matrimonio o unión forzada.
  • Pertenece a una población que continúa llevando a cabo esta práctica.

La lucha por la erradicación en Colombia

La directora de Akubadaura aseguró que se han dado pasos importantes hacia la erradicación de esta práctica en Colombia. En el pueblo embera, por ejemplo, se crearon mesas para abordar la problemática, pero, al parecer, hubo falta de acompañamiento institucional y de recursos, lo que impidió su continuidad.

indígena Embera
En el pueblo emberá se ha puesto sobre la mesa la necesidad de erradicar la mutilación genital femenina – crédito Mariano Vimos/Colprensa

“En la medida que no hay programas sostenibles en los tiempos, con garantías de que funcione de que lleguen al territorio, pues es muy complicado. A veces se piensa que, porque los pueblos indígenas tenemos organización o estructura de nuestros cabildos, contamos con las condiciones económicas y totalmente técnicas y equipos humanos que nos lleven a arraigar una práctica de esta índole, cuando tenemos todos los temas (problemáticas) también a la par y, a veces, organizaciones o comunidad sin recursos”, precisó a Infobae Colombia.

Es necesario entonces educar a la población, tanto a hombres como mujeres, en cuanto a la nocividad de la mutilación genital femenina. Además, hay que promover el conocimiento del cuerpo para evitar la desinformación. Tobón Yagarí dio a conocer un ejemplo cercano: “Mi abuela nunca le dijo a mi prima cómo era su cuerpo y como era su genitalidad y que funciones tenía; mi prima no sabía por dónde nacían los hijos, no sabía que era la menstruación. Pensaba que con un beso podría quedar en embarazo”.

Cuando los profesionales en salud identifiquen alguna víctima de mutilación genital femenina, se recomienda contactarse con la Defensoría de Familia del Instituto Colombiano de Bienestar Familiar (Icbf), para los casos en los que hay niñas involucradas. Cuando se trata de adolescentes y adultas, se debe recurrir a la Comisaría de Familia, para el restablecimiento de sus derechos.

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