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China trata de encontrar una solución política al “cero COVID”

Un miembro del personal con un traje de protección da instrucciones en un centro temporal de pruebas de COVID-19 mientras continúa la enfermedad del coronavirus (COVID-19) en Pekín, China, 26 de enero de 2022. REUTERS/Thomas Peter (THOMAS PETER/)

Por David Stanway

SHANGHÁI, 27 ene (Reuters) – La postura de China de "cero COVID" la ha alejado de la tendencia del resto del mundo y le está pasando una factura económica cada vez mayor, pero sigue siendo difícil encontrar una estrategia de salida, ya que las autoridades se preocupan por la capacidad del sistema sanitario ante las nuevas cepas.

Los expertos médicos chinos creían el año pasado que el aumento de las tasas de vacunación permitiría a China flexibilizar las estrictas normas de circulación y de realización de pruebas a medida que las tasas de infección disminuyeran en otros lugares.

La aparición de la variante ómicron, altamente transmisible, echó por tierra esas esperanzas.

Aunque algunos analistas han tachado de "insostenible" el planteamiento de China, muchos expertos sanitarios locales -y algunos extranjeros- afirman que el país no tiene más remedio que seguir adelante, dado su sistema sanitario menos desarrollado.

Algunos sostienen incluso que la economía china podría salir más fortalecida que nunca si mantiene a ómicron a raya.

"Para un gran país con una población de 1.400 millones de habitantes, hay que decir que la rentabilidad de la prevención y el control de nuestro país ha sido extremadamente alta", dijo Liang Wannian, jefe del grupo de expertos en prevención de epidemias de la Comisión Nacional de Salud de China, en una reunión informativa celebrada el sábado.

Kristalina Georgieva, directora gerente del Fondo Monetario Internacional, pidió a China la semana pasada que "reevaluara" su estrategia, afirmando que se había convertido en una "carga" tanto para la economía china como para la mundial.

Pero a China le preocupa que el coste de la reducción de sus defensas sea aún mayor, especialmente con un sistema sanitario que se ha quedado atrás en su desarrollo.

"Con una gran población y una alta densidad, el Gobierno está preocupado, con razón, por las repercusiones de la propagación del virus", dijo Jaya Dantas, profesor de salud internacional en la Escuela Curtin de Salud de la Población en Perth (Australia).

China tenía 4,7 millones de enfermeros registradas a finales de 2020, es decir, 3,35 por cada 1.000 habitantes, según datos oficiales. Estados Unidos tiene unos 3 millones, es decir, unos 9 por cada 1.000.

China también se muestra recelosa ante el riesgo de nuevas variantes, sobre todo porque se niega a importar vacunas extranjeras. Los estudios sugieren que las vacunas chinas son menos efectivas contra ómicron y aún no ha lanzado su propia versión de vacuna de ARNm.

Wu Zunyou, epidemiólogo jefe del Centro Chino para el Control y la Prevención de Enfermedades, advirtió que la "insidiosa" ómicron podría seguir provocando un aumento en el número absoluto de muertes incluso si se demostrara que es menos mortal, y que China debe seguir siendo paciente.

"La capacidad y los estándares médicos de China no son tan buenos como los de Reino Unido o Estados Unidos, pero los resultados de la prevención y el control del coronavirus en China son muy, muy superiores", afirmó en una entrevista concedida el fin de semana a Beijing News.

OPTIMISMO PREMATURO

China ha intensificado sus advertencias sanitarias, instando a los ciudadanos a ignorar las afirmaciones de que ómicron no es más grave que la gripe y a mantenerse alerta.

El miércoles, el Global Times, publicado por el estatal Diario del Pueblo, también arremetió contra los medios de comunicación extranjeros por "burlarse" de las políticas chinas, diciendo que salvaban vidas.

Las críticas extranjeras "se basan en un optimismo infundado o prematuro sobre el fin de la pandemia", añadió.

Los expertos chinos y extranjeros también han puesto en duda la esperanza de que ómicron represente la fase final de la pandemia.

"El SARS-CoV-2 no se convertirá por arte de magia en una infección endémica similar a la malaria, en la que los niveles se mantienen constantes durante largos periodos", afirmó Raina MacIntyre, directora del Programa de Investigación sobre Bioseguridad del Instituto Kirby de la Universidad de Nueva Gales del Sur.

"Seguirá provocando olas epidémicas, impulsadas por la disminución de la inmunidad de las vacunas, las nuevas variantes que escapan a la protección de las vacunas, los focos no vacunados, los nacimientos y las migraciones", dijo a Reuters.

OBJETIVO

Se espera que la economía china se ralentice como consecuencia de las interrupciones del suministro relacionadas con el COVID, mientras que los confinamientos para sofocar los brotes nacionales pesan sobre los viajes y el consumo

El planteamiento de Hong Kong de "cero COVID" ha hecho que la ciudad, controlada por China, no esté a la altura de otros centros financieros mundiales y está afectando a su economía.

Sin embargo, la economía china se ha mantenido resistente, con un crecimiento del PIB del 8,1% el año pasado, superando con creces las expectativas.

MacIntyre, del Instituto Kirby, afirmó que no se trata de una "elección binaria" entre abrirse o permanecer aislado, y añadió que "no es necesario rendirse al virus, como está haciendo Australia en este momento".

China todavía podría salir de la crisis en la posición más fuerte, especialmente si el COVID conduce a un deterioro cognitivo generalizado, daños en los órganos y otras condiciones a largo plazo en otros países, dijo.

"Si China mantiene el virus en gran medida bajo control, su población estará en forma y sana en el futuro, mientras que Estados Unidos y Europa sufrirán bajo una carga de enfermedades crónicas sin precedentes".

(Reportaje de David Stanway; edición de Lincoln Feast)

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