La dieta MIND y la concentración en niños en edad escolar: qué dicen los expertos
“Llevar una dieta sana a lo largo de la vida ayuda a prevenir la malnutrición en todas sus formas, así como diferentes enfermedades no transmisibles y trastornos”. Esta reflexión de la Organización Mundial de la Salud (OMS) sirve como puntapié para un tema que la ciencia tiene sobre la mesa hace tiempo: la importancia de la alimentación en el crecimiento y en el aprendizaje de los niños.
Recientemente, una investigación realizada por expertos del Departamento de Kinesiología y Salud Comunitaria de la Universidad de Illinois Urbana-Champaign, en Estados Unidos, examinó la relación entre la dieta y la capacidad cognitiva en los más chicos.
Este trabajo fue presentado en la reunión anual de la Sociedad Estadounidense de Nutrición. Shelby Keye, una de las autoras, adelantó: “Evaluamos cómo la adherencia a las dietas se asoció con la inhibición de la atención de los niños, la capacidad de resistir a los estímulos que los distraen en el aprendizaje, y descubrimos que solo la dieta MIND se vinculó positivamente con el desempeño de los niños en una tarea que evalúa la inhibición de la atención”.
¿Qué es la dieta MIND? Conocida en ingles como Mediterranean-DASH Intervention for Neurodegenerative Delay, es un plan alimenticio que conjuga, entre otras cosas, elementos de la dieta mediterránea, enfocándose en la ingesta de frutas, verduras, legumbres, pescado e ingredientes con demostrados beneficios para la salud cerebral.
En este análisis científico, Keye y sus colegas compararon los beneficios de dos planes alimenticios: la mencionada dieta MIND y el Índice de Alimentación Saludable 2015 (HEI-2015), que esencialmente plantea, según los Institutos Nacionales de la Salud (NIH, por sus siglas en inglés) “que los niños pequeños tienen una ingesta calórica más baja en relación con las altas necesidades de nutrientes, y se deben evitar los azúcares añadidos”.
La investigación evaluó la asociación entre la adherencia a estas dietas y la inhibición de la atención de los niños, es decir, la capacidad de resistir a los estímulos que producen distracción al momento de aprender o de estudiar.
“Solo la dieta MIND demostró una asociación positiva con el rendimiento de los niños en una tarea que evaluaba la inhibición de la atención. Esta relación sugiere que la dieta MIND puede tener el potencial de mejorar el desarrollo cognitivo de los niños, un factor crucial para el éxito escolar”, consideró Keye, quien presentó estos hallazgos en la reunión anual de la Sociedad Estadounidense de Nutrición en Boston.
La dieta MIND, similar a las dietas DASH y Mediterránea, prioriza las frutas, verduras y legumbres frescas, pero también incluye recomendaciones específicas para alimentos como verduras de hoja verde y semillas que promueven la salud cerebral, de acuerdo a los expertos. Aunque se ha demostrado que la dieta MIND tiene efectos positivos en adultos, se habían realizado pocos estudios en niños.
En el estudio, los investigadores utilizaron datos de un estudio previo dirigido por Naiman Khan, profesor de kinesiología y salud comunitaria en la Universidad de Illinois Urbana-Champaign. Los 85 participantes del estudio, con edades entre 7 y 11 años, completaron un registro de dieta de siete días, permitiendo a los investigadores calcular los beneficios de las dietas HEI-2015 y MIND.
Los hallazgos mostraron que los puntajes de la dieta MIND se relacionaron positivamente con la precisión de los participantes en la tarea escolar, lo que indica que los niños que siguieron este plan alimenticio se desempeñaron mejor. Sin embargo, los investigadores enfatizaron que, aunque el estudio mostró una asociación, se necesitan más hallazgos para profundizar.
Infobae analizó los resultados de este estudio junto a Mónica Katz, nutricionista y vocal titular de la Sociedad Argentina de Nutrición. “Lo que se vio en adultos es que la dieta MIND mejora y detiene el deterioro cognitivo. Con este trabajo se intentó ver qué pasa con los más chicos y se evaluó la atención en el estudio. La adherencia a la dieta MIND se asoció a mejor función en la atención y en la inhibición de impulsos distractorios. Por ahora, este estudio hizo una asociación o correlación y hay que seguir investigando”.
Según Katz, “el patrón de dieta MIND, originalmente, se basa en la DASH, que es una dieta pensada para hipertensión. La DASH se usó también para enfermedades degenerativas neurales; sobre todo, para demorarlas en adultos mayores de 65 años. MIND es una dieta mediterránea que contempla abundantes frutas, verduras, legumbres, pescados, aceite de oliva y buenas grasas como la palta. Además, incluye poca manteca y carne roja. Se trata de ser vegetariano a tiempo parcial, a grandes rasgos, porque hay algo de pescado y muy poca carne roja”.
“La alimentación influye en los niños desde muchos lugares -siguió la nutricionista-. En principio, en el desarrollo cognitivo y, además, un menú familiar es la primera negociación democrática que un chico hace, al elegir qué le gusta y aceptar lo que le gusta comer a los otros. El estilo parental que tengan los padres para darle alimentación tendrá que ver con la relación que un chico tiene con la comida en su vida. Hay padres democráticos que tienen gran respuesta y gran demanda, hay otros muy permisivos, y luego están los autoritarios o desinteresados. El estilo parental implica el futuro del chico”.
Por su parte, Ana Cáceres, presidenta de la Federación Argentina de Graduados en Nutrición, aportó en conversación con Infobae: “La dieta MIND y toda clase de dietas se suele relacionar con períodos de tiempo acotados y con restricciones. Pero necesitamos, más bien, mejorar hábitos y modificar los patrones de consumo de los niños en particular e incorporar hábitos desde la infancia que perduren el resto de la vida. Por ejemplo, consumir bebidas naturales sanas -mayoritariamente agua- y que los patrones alimentarios sean positivos en términos de disminuir el avance de alimentos ultraprocesados”.
En ese sentido, para Cáceres, “hay que repensar los espacios escolares para que ofrezcan alimentos saludables y que permitan un almuerzo agradable. Estos lugares deben permitir la actividad física, el recreo, el juego y poner a disposición agua segura para el consumo. Vemos, actualmente, falta de bebederos y muchas golosinas en los kioscos escolares, entre otras cosas relevantes. Eso hay que modificarlo”.
A su turno, la nutricionista Nadia Hrycyk (MN 5430), especializada en nutrición y deporte, reflexionó en diálogo con Infobae: “La dieta MIND es más un estilo de alimentación que una dieta estricta: es un enfoque o patrón alimentario que combina aspectos de dos dietas muy populares, la dieta mediterránea y la dieta DASH. Originalmente, MIND fue recomendada para reducir el riesgo de enfermedades neurodegenerativas en adultos mayores, y ahora está siendo asociada con un rendimiento positivo en los niños. Se caracteriza por priorizar el consumo de alimentos que son beneficiosos para el cerebro y que tienen un impacto positivo en la salud en general”.
“Al centrarse en alimentos ricos en antioxidantes y antiinflamatorios, como frutas y verduras, cereales integrales, legumbres, pescado, aceite de oliva y nueces -que además aportan ácidos grasos esenciales como los omega 3- la dieta MIND busca promover la protección del corazón y el cerebro”, consideró Hrycyk.
Y cerró: “La alimentación juega un papel fundamental en el desarrollo y rendimiento cognitivo de los niños. Los nutrientes adecuados son esenciales para el desarrollo cerebral y la formación de conexiones neuronales, lo que afecta directamente a la memoria, la concentración y el aprendizaje. Una dieta equilibrada y rica en nutrientes ayuda a mantener la energía y la atención en niveles óptimos durante el día escolar y en actividades deportivas o extracurriculares”.
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