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La víctima confirma en el juicio que Alves la violó y tuvo miedo a denunciar: “No me van a creer”

Dani Alves, en la Audiencia Provincial de Barcelona, este lunes. (D.Zorrakino/Pool via REUTERS) (POOL/)

Semblante serio, cabizbajo y una vestimenta alejada de las florituras de antaño. Y esposado. Es la imagen de Dani Alves tras más de un año en prisión provisional por agresión sexual. Sentado en el banquillo de los acusados, ha escuchado sin apenas inmutarse el relato de las tres mujeres a las que invitó a un reservado de la discoteca Sutton la madrugada del 31 de diciembre de 2022.

“Lloramos las tres”, ha dicho entre sollozos Ana M., amiga de la denunciante, al rememorar el momento en el que se enteró de que algo no iba bien. La víctima, protegida de los periodistas acreditados en el juicio, ha declarado durante algo más de una hora sin señal de vídeo y detrás de un biombo. Pero Alves, que será interrogado al final del juicio, sí ha podido escuchar cómo ratificaba todos los detalles que reflejó en su denuncia ante los Mossos d’Esquadra, aunque en un primer momento pensó que nadie la iba a “creer”.

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Dani Alves
Medios de comunicación a las puertas de la Audiencia de Barcelona durante el juicio a Dani Alves. (David Oller/Europa Press) (David Oller / Europa Press/)

“Es el final de todo esto para ella”, o al menos lo es en el procedimiento judicial, ha destacado la abogada de la víctima, Ester García, al término de la primera jornada de juicio. Para llegar hasta aquí fue clave su denuncia, más aún cuando las dos acompañantes de la joven en la discoteca Sutton han asegurado que “no quería denunciar” -le costó “horrores”- porque “no la iban a creer”. No lo hizo por dinero, lo hizo por hacer justicia.

“Me ha hecho daño, mucho daño”. Así han recordado las dos testigos las palabras de su amiga y prima, respectivamente, tras la presunta violación que había sufrido por parte de Alves en la “suit” del reservado Moët, el nombre de la bebida que consumió el acusado esa noche y que ahora quiere utilizar para atenuar su condena. El daño era físico por la supuesta agresión sexual, aunque el psicológico es de igual o mayor dimensión aún hoy día.

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“Lloramos día sí, día no”

La prima de la víctima ha evitado en todo momento pronunciar su nombre o revelar algún aspecto de su identidad. Pero al ser preguntada por cómo se encuentra la denunciante a día de hoy, no ha podido evitar responder que viven juntas y lloran “día sí, día no”. En ese momento, ha vuelto a derramar algunas lágrimas. Después, ha contado que su prima “se tiene que medicar para dormir” y toma antidepresivos cuando antes no acudía al paracetamol “ni para una migraña”.

A todo esto, la abogada de Dani Alves, ejerciendo su labor de defensa, ha puesto énfasis en supuestas “contradicciones” en los testimonios de las dos testigos más cercanas a la denunciante. Lo ha hecho especialmente al poner en duda su comportamiento con Alves y sus acompañantes cuando les invitaron al reservado más exclusivo de la discoteca Sutton. “Conste la cámara X a la hora Y”, ha reiterado la letrada Inés Guardiola, que en una ocasión ha recibido la reprimenda de la presidenta del tribunal: “Las cosas no pueden ser así porque lo digo yo”.

Una vez practicadas las testificales de dos camareros de los reservados de Sutton y el encargado del acceso a la discoteca, la jueza ha dado por finalizada la primera sesión del juicio, tras lo que Alves ha salido, esposado de nuevo, hacia los calabozos.

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